Caminar descalza por la casa, un atardecer en la playa, el
olor a café por la mañana, el primer trago a una copa de Verdejo, la última
página de un libro que me ha hecho sentir, una onza de chocolate tras un helado
de fresa de cucurucho, el olor en la ropa tras un largo abrazo, la bañera
humeante que me espera tras un largo día de trabajo, las sábanas recién cambiadas,
levantar la persiana un domingo temprano y ver los rayos del sol atravesar la
ventana, mi canción favorita al subir al metro, una sonrisa torcida, encender
una vela que dé un poco de luz a la habitación en penumbra, una llamada
inesperada o una llamada esperada que por fin llega, levantarme y ver unos
buenos días en el móvil, bajar del tren, llegar a casa y ver la cara de mis
abuelos, el abrazo de mis padres, que llueva mientras estoy en casa y mirar por
la ventana, entrar en una librería sin saber cuándo voy a salir, una
manzanilla, perseguir a los gatos, un ronroneo, acariciar una mano y que te
devuelvan la caricia, la tortilla con cebolla, que me den las gracias, que me
enseñen cosas nuevas cada día y que quieran aprender cosas nuevas de mí,
emocionarme con una canción nueva y con una antigua, bailar en casa. Escribir.
Suena: La Oreja de Van Gogh.
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