30 sept 2019

Lunes

Suena el despertador y me resisto a abrir los ojos. Lo apago y los  cierro con fuerza ¿Es posible quedarse dormida en 30 segundos? pienso mientras suena el siguiente despertador. Mierda.

Remoloneo entre las sábanas, abrazo la almohada como si me fuera la vida en ello y oigo por tercera vez el maldito despertador. La fatídica hora ha llegado. 

Entre  largos bostezos consigo llegar a la cocina donde una taza con frases motivadoras me espera para darme la energía necesaria y así afrontar el lunes. Lunes. Lunes de nuevo. ¿Era esto lo que quería? ¿Soy feliz donde estoy? ¿Por qué estoy tan cansada? ¿Es posible ser rica sin hacer nada?  Me lamento pensando que yo solo quiero dormir un poquito más...Mi mente divaga y el pitido del microondas me saca de mis ensoñaciones. 

Miro al infinito, odiando lento y pausado al lunes mientras engullo un bollo y doy pequeños sorbos al café. Me arrastro hacia una ducha corta y humeante de donde no quiero salir.

Miro el reloj, ya se me está haciendo tarde. Corro, me visto, me peino, me lavo los dientes y cojo las llaves. Un último repaso a la minúscula habitación y como cada mañana al salir mi último pensamiento es... ¡qué pereza!

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