27 abr 2020

Placeres


La sonrisa se torna socarrona, mostrando una lengua que acaricia sus labios, sabiendo que ese gesto denota la urgencia de un beso. Las bocas se unen, los cuerpos se abrazan. Unas manos buscan alejar las prendas que evitan que la piel se roce, tan deseosa de sentir el calor corporal del otro.
Cuando por fin la ropa ha desaparecido, unos brazos fuertes la llevan a la cama donde se recrea en sus curvas, recorriéndolas de abajo a arriba, internándose en recovecos que hacen que pequeños suspiros salgan de su boca. Los fluidos corren y él se introduce tan fácilmente que es imposible no pensar que estén hechos el uno para el otro.
Se susurran palabras mientras sus cuerpos acompasan movimientos rítmicos. Ella se coloca encima de él, dirigiendo así la presión hacía su sexo, mirándole directamente a los ojos y llegando al clímax mientras grita su nombre y una sonora carcajada sale de su boca.
Él no puede dejar de moverse, quiere más y más placer, quiere esos gritos en su oído, por lo que con un gesto rápido y hábil la coloca boca abajo para ser él ahora quien la guíe, necesitando muy pocas embestidas para que ella vuelva a gemir. Nota como ella comienza a relajarse bajo su peso, pero de pronto, siente como recupera el movimiento, le sonríe con esos ojos pícaros, cómplices y suplicantes que desean que él también sienta ese placer.    


Este relato participa en la iniciativa de @divagacionistas con el tema #relatosPlaceres
Imagen: @amannagar_artist

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