3 oct 2016

Nostalgiamia

Muchas veces no somos conscientes de lo que tenemos hasta que lo perdemos. Y es una triste verdad. No sabemos dar todo el valor que tiene a algo que está con nosotros y solo cuando lo echamos de menos vemos lo importante que era.
Cuando viví en otra ciudad, solía pasear sin fijarme en el arte de sus calles, en la naturaleza vibrante que emergía de las paredes, paseaba sin oír la risa de los niños ni las sonrisas de sus mayores. Cada día recorría sus calles pensando que lo podría hacer en otro momento, que momentos hay muchos, pero tiempo, poco. Y un día, sin quererlo, llegó el momento de abandonarla. 
Ahora pienso en lo feliz que fui allí, en las fotos que no me hice, en la música que no escuché...
Cuando vuelvo, intento impregnarme de todo lo bonito, de sus colores, de sus edificios, de su historia, pero es tan tan tan poco el tiempo que tengo que no puedo. Solo puedo recordar días pasados añorándola.



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